Organización de técnicas narrativas en cuaderno con reloj y teclado.

Técnicas narrativas I: Alteraciones del tiempo narrativo

Técnicas narrativas I: Alteraciones del tiempo narrativo

Tabla de contenidos

Hace algunas semanas hablamos sobre algunos aspectos esenciales sobre el tiempo en una novela. En el artículo de hoy podréis descubrir las técnicas narrativas imprescindibles relacionadas con el manejo del tiempo narrativo que todo escritor debería conocer.

Técnicas narrativas y tiempo de una novela

En este artículo hablamos de los tres aspectos básicos del tiempo narrativo según la propuesta de Genette, importante teórico literario. Se trata de la duración o velocidad de la narración de los hechos, su orden temporal y su frecuencia. Jugar con estos tres aspectos es la base de las técnicas narrativas relacionadas con el tiempo en un relato o novela.

Saber relacionar estas técnicas narrativas con el aspecto del que derivan nos puede ayudar a comprender mejor su funcionamiento y su construcción, facilitando su posterior aplicación a la hora de escribir nuestra novela, pues al fin y al cabo dichas técnicas son alteraciones de esos aspectos.

Los aspectos básicos del tiempo y sus correspondientes manipulaciones o técnicas narrativas son los siguientes.

Técnicas narrativas relacionadas con el orden temporal

El orden temporal se corresponde con el tiempo de un relato y hace referencia a la ordenación del material que conforma una historia. Es poco habitual narrar una novela en un orden temporal completamente lineal, pues generalmente se juega en algún momento con el orden cronológico de los hechos, provocando alteraciones en dicho orden al alternar la narración de hechos pasados, presentes y/o futuros. Estas alteraciones son las dos técnicas narrativas conocidas como anacronías: la analepsis y la prolepsis.

Analepsis

También conocida como flashback y narración retrospectiva, la analepsis consiste en un retroceso narrativo, es decir, en dar un salto temporal al pasado dentro de la narración. Es casi inevitable utilizar analepsis en una narración, ya sea porque se referencia algún hecho pasado o se da información sobre la vida de un personaje antes del presente narrativo.

Existen tres tipos de analepsis en función de su alcance y duración:

  • Analepsis externa: es aquella externa al marco temporal del relato y que comienza y termina mucho antes del inicio del relato principal.
  • Analepsis interna: se trata de un salto temporal dentro de los límites de la historia y generalmente se utiliza para volver a un hecho ya narrado o eludido y explicarlo en profundidad. Un ejemplo clásico de analepsis interna es cuando en las novelas de detectives este vuelve sobre sus pasos al final del libro para explicar todas las pistas que resuelven el caso y se han ocultado previamente.
  • Analepsis mixta: consiste en un salto temporal hacia el pasado externo al marco temporal del relato pero que se alarga hasta el comienzo de este, produciéndose una yuxtaposición con el presente narrativo.

Prolepsis

También llamada anticipación o flashforward, la prolepsis es un avance narrativo, es decir, un salto temporal hacia el futuro. Generalmente se trata de “intrigas de predestinación”, es decir, adelantan hechos que le sucederán más adelante al personaje.

Es importante no confundir la prolepsis con un salto hacia adelante en la narración tras pasar por alto algunos hechos: mientras que en el segundo caso la narración continúa de manera normal tras el salto, en la prolepsis siempre se vuelve al presente narrativo desde el que se cuenta la historia.

Técnicas narrativas relacionadas con la duración o la velocidad

Las técnicas narrativas que surgen de la manipulación de la velocidad de la narración se conocen como anisocronías y consisten en alterar la duración de ciertos hechos o fragmentos del relato ralentizando o acelerando su narración.

Estas alteraciones provocan distorsiones en el ritmo narrativo y se pueden clasificar en cinco tempos o velocidades narrativas: la elipsis, la pausa, el sumario, la escena y la ralentización.

Elipsis

Se trata de la velocidad narrativa más rápida, pues consiste en no contar algunos hechos, elidiendo partes del relato. Las elipsis son explícitas o implícitas en función de si se expresa el tiempo transcurrido entre una escena y la siguiente (“Al día siguiente”, “Dos meses después”).

No es posible narrar un relato sin introducir elipsis, pues en caso contrario habría que explicar cada pequeño detalle de todas las acciones que realizan los personajes, desde conducir de una localización a otra a rascarse la nariz.

Pausa

La pausa es la contrapartida de la elipsis: se trata de los fragmentos en los que se para la acción, pero continúa la narración. Es la técnica narrativa utilizada, por ejemplo, en los pasajes descriptivos.

Sumario

En un sumario la velocidad narrativa es alta, pero no tanto como en las elipsis. Se trata de aquellos fragmentos narrativos en los que se introducen resúmenes de los hechos con la información justa para hacer avanzar la trama, eliminando todos los detalles que no resultan relevantes para ese fin.

Un ejemplo de resumen podría ser mencionar que el protagonista se ha pasado toda la semana en cama enfermo: no se entra en detalles, pero sí hay narración de una o varias acciones.   

Escena

La escena es la técnica narrativa relacionada con la duración que más se parece al paso del tiempo en la vida real, pues consiste en respetar el tiempo y plasmar lo que sucede sin aceleraciones ni ralentizaciones.

El ejemplo más claro de escena sería un diálogo, en el que la narración va a la par con la acción narrada (el parlamento de los distintos personajes). En la novela comercial actual se utiliza bastante este recurso a causa del predominio de la acción en la narración.  

Imagen sobre técnicas narrativas con línea e ideas con bombillas.

Ralentización

La ralentización, también llamada cámara lenta, consiste en una disminución de la velocidad narrativa. En este tipo de narración se suelen incluir pasajes descriptivos y bastante detalle, pero sin llegar al punto de la pausa, pues, a diferencia de esta, en la ralentización sigue habiendo acción.

Es una técnica narrativa algo traicionera, ya que si no se aplica bien puede afectar negativamente al ritmo de la novela y hacer que se vuelva lenta (y, posiblemente, aburrida).

Técnicas narrativas relacionadas con la frecuencia

Las técnicas narrativas relacionadas con la frecuencia se basan en la cantidad de veces en que se narra un hecho concreto del relato.  Existen tres tipos básicos de frecuencia narrativa en función de las repeticiones que podamos encontrar (o aplicar). Son el relato singulativo, el relato repetitivo y el relato iterativo.

Relato singulativo

El relato singulativo consiste en narrar una vez un hecho que sucede solamente en una ocasión en la historia.

Es posible también que se narre un mismo hecho que se repite en la historia cada vez que este sucede. Esto se llama relación anafórica o múltiple y es una técnica que suele usarse en pocos casos y con una intencionalidad narrativa concreta.  

Relato repetitivo

En el relato repetitivo se narra múltiples veces un hecho que ocurre una sola vez en la historia, repitiéndolo y volviendo a él varias veces.

Un ejemplo de relato repetitivo sería la narración de un mismo hecho por parte de varios narradores con distintos puntos de vista.

Relato iterativo

Un relato iterativo es un resumen temporal en el que se cuenta una sola vez un hecho que se repite en la historia. Generalmente se trata de narraciones de hechos mundanos, como por ejemplo explicar que la protagonista de la novela desayuna cada día en la cafetería de la esquina: no es necesario narrar ese hecho cada vez que ocurre, por lo que se menciona una vez destacando que es algo habitual. Esto permite agilizar el ritmo narrativo al no tener que detenernos una y otra vez en la misma acción, pero sin eliminar esa información sobre el personaje o la trama.

Las técnicas narrativas en uso: cómo pueden mejorar o destruir tu novela

Todos hemos leído alguna vez un libro en el que hemos encontrado algunos aspectos relacionados con el tiempo que no terminan de encajar. Estos pueden ir desde saltos temporales bruscos y desconcertantes hasta descripciones lentas y pesadas, pasando por estampidas de información abrumadoras en fragmentos breves. De hecho, el principal problema con el que me he encontrado como lectora profesional al enfrentarme a manuscritos inéditos durante mi trayectoria profesional son los finales apresurados en los que el ritmo narrativo se acelera de manera brusca y se soluciona la trama repentinamente.

Los escritores suelen prestar mucha atención y tiempo a la planificación y construcción de la trama y los personajes, pero el tiempo narrativo es un aspecto que se suele dejar de lado. Es comprensible: a la hora de escribir una novela, lo primero que aparece en la mente (y lo más emocionante) suelen ser los personajes y/o la trama. Sin embargo, es importante dedicarle algo de tiempo a pensar en el tiempo, pues se trata de un elemento importantísimo en la construcción de un buen relato.

Un buen uso de las técnicas narrativas relacionadas con el tiempo puede aumentar enormemente las posibilidades de publicar y vender tu novela o, por el contrario, destruir todos tus esfuerzos a causa de una mala ejecución técnica. Por ese motivo, te aconsejo encarecidamente que tengas en cuenta estas técnicas narrativas cuando escribas tu novela. Cuando termines de escribirla, verás que el resultado es muchísimo mejor.

Es importante también que puedas contar con una segunda (y tercera) opinión sobre tu novela. Tus amigos y familiares te darán consejos geniales, pero, en este caso, lo mejor es confiar en los ojos de un profesional de la edición, que te podrá dar una opinión más objetiva, experimentada e informada. Si te surgen dudas sobre si las técnicas narrativas y el tiempo de tu novela funcionan correctamente o necesitas algún consejo sobre estos aspectos, contacta conmigo a través del formulario o correo electrónico y te ayudaré a sacarle el máximo potencial a tu novela.

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