Libro abierto con punto de espacio narrativo

El espacio narrativo: 4 pasos para construirlo en una novela

El espacio narrativo: 4 pasos para construirlo en una novela

Tabla de contenidos

En uno de los primeros artículos de este blog, dedicado al tiempo y el espacio narrativo, hablé sobre qué son estos aspectos de la novela y por qué son tan importantes (puedes leerlo aquí: Tiempo y espacio narrativo en la novela). No obstante, se trata de elementos clave en la narración, aunque a menudo se les da menos relevancia que a los personajes o la trama.

En este artículo sobre el espacio narrativo te explicaré con más detalle cómo construirlo y desarrollarlo en una novela de forma efectiva a partir de 4 pasos muy prácticos. 

¿Qué es el espacio narrativo?

El espacio narrativo hace referencia al entorno físico, social y emocional en el cual se desarrolla una historia. Es decir, es el escenario donde interactúan los personajes, tienen lugar los eventos y se desarrolla la trama. Influye inevitablemente en la percepción y la experiencia de los personajes, proporcionando el contexto para que estos cobren vida.

El espacio puede ser real o imaginario, concreto o abstracto, y puede incluir lugares físicos (un edificio, un paisaje natural, un país, una ciudad) y dimensiones emocionales y/o psicológicas.

Un mismo espacio puede ser físico y psicológico a la vez, pues este último tipo hace referencia a cómo se maneja y describe ese elemento de la narración, más que a un lugar tangible; es lo que llamaríamos «atmósfera» de la novela, con gran carga simbólica.

Pasos para construir el espacio narrativo de una novela

Como editora independiente, los errores en el espacio narrativo que veo con más frecuencia al trabajar con manuscritos son la falta de precisión y concreción, descripciones que no funcionan y un «desequilibrio» en su importancia y papel en la novela. A continuación, te explico 4 pasos que te servirán para construir el espacio narrativo en tu novela.

Libreta abierta con lupa, brújula y mapa de espacio narrativo

1. Reconoce su papel en la historia

Esta es la primera regla para construir bien el espacio narrativo de tu novela: tienes que saber cuál es su papel y su relevancia en la historia que vas a contar.

¿El lugar de origen del protagonista se relaciona con el conflicto que impulsa su arco evolutivo? ¿Tiene una dimensión emocional o psicológico, o solamente es un escenario físico por donde moverás a los personajes? ¿Es necesario que algún hecho concreto de la trama suceda en un lugar determinado o las acciones principales de la trama no dependen del espacio? ¿El espacio determina e influye en aspectos sociales, culturales o históricos de la novela?

Plantearte este tipo de preguntas te ayudará a descubrir qué función tendrá el espacio narrativo en tu novela. Una vez que lo sepas, habrás dado el primer paso para delimitarlo. Te recomiendo que tomes notas, especialmente si tu historia requerirá muchos espacios o espacios complejos; así te será más sencillo tenerlo todo bajo control.

2. Conócelo en profundidad

Ahora que ya tienes una idea de los lugares de tu novela y su papel en la historia, es hora de comenzar a desarrollar el espacio narrativo. Para ello, la concreción y la precisión serán tus mejores aliadas.

Este paso es especialmente relevante si estás escribiendo una novela de fantasía o ciencia ficción, donde el espacio es imaginario, o una histórica, por la distancia con los lugares plasmados en la novela. Sin embargo, es importante que, independientemente del género que escribas, conozcas bien todos los espacios de la historia, su relación con los personajes y la trama, y la relación entre ellos (distancias, similitudes y diferencias, simbolismos, etc.).

Es mucho más fácil mover las fichas en un tablero de ajedrez sólido, bien dibujado, con cuadrados proporcionales y líneas visibles que en un conjunto de casillas desordenadas, tenues y descoloridas. Del mismo modo, te resultará más sencillo y natural mover a tus personajes si tu espacio está bien delimitado y lo conoces bien, pues podrás imaginártelo mejor y, en consecuencia, plasmarlo en tu novela. Esto nos lleva directamente al siguiente punto.

3. Descríbelo de forma equilibrada

Este es uno de los aspectos en el que más errores suelo encontrar en relación al espacio cuando trabajo en la edición de manuscritos. Algunos autores tienden a inclinarse hacia uno u otro extremo: o hacen descripciones muy precisas, largas y redundantes, o dan cuatro detalles básicos y pasan a narrar acciones o a diálogos. Ambos casos perjudican a la novela. En el primero, se corre el peligro de cansar al lector y perder su atención, haciendo que abandone la lectura; en el segundo, se le da una sensación de rapidez que, junto a la falta de elementos para poder imaginarse los espacios y situar la acción, suele provocar confusión. La clave para evitarlo es el equilibrio.

Ya hemos dicho que tú debes conocer en profundidad los espacios de tu novela, sobre todo en relación a su función en la trama y al movimiento de los personajes. Sin embargo, a la hora de describir, es necesario que encuentres un punto medio entre lo que sabes y lo que cuentas. Lo ideal es que todas las descripciones cumplan una función en la novela, que tengan un sentido, una razón para aparecer en la página.

Si te surgen dudas sobre la relevancia de una descripción, haz esta prueba: al revisar el manuscrito, lee el fragmento en el que aparece saltándotela. Si su aparición o eliminación no afecta a la narración (su comprensión, el ritmo, el estilo, el avance de la trama), tal vez tendrías que plantearte si conviene mantenerla en la novela.

Mapa de la Tierra Media, espacio narrativo de El señor de los anillos.
SI hablamos de construcción del espacio narrativo, Tolkien es probablemente el autor más destacado por la creación de un espacio físico rico en detalles, la Tierra Media. Además, su construcción de mundos (worldbuilding) estableció reglas y convenciones que aún se utilizan en el género fantástico.

4. Relaciónalo con la trama y los personajes

Hay ocasiones en que las descripciones son muy físicas y se centran en los aspectos tangibles del espacio descrito, es decir, en los objetos; su color, tamaño, posición, características, etc.Estas descripciones son necesarias en momentos de la historia y no son en sí mismas erróneas; como ya he comentado, depende del equilibrio y de si son oportunas en ese fragmento. Sin embargo, si añadimos matices y las relacionamos con lo que está sucediendo en ese momento en la trama, podemos enriquecer mucho tanto la construcción y el uso del espacio narrativo como el estilo de escritura. Veámoslo con un ejemplo.

Imagínate que estás escribiendo una escena de una novela policiaca en la que el protagonista, un detective, se reúne con su superior en el despacho para hablar sobre los avances en la investigación de un caso. Una posible descripción del espacio sería esta:

El despacho del inspector era bastante amplio. El techo era alto y las paredes, blancas; en una de ellas había una ventana cubierta por una cortina oscura de tela que no supo reconocer. El espacio parecía amplio y cerrado al mismo tiempo. Sobre el escritorio había varios informes desordenados y una taza de café medio llena; algunos de los papeles se habían manchado del líquido.

La descripción es suficiente para que el lector pueda imaginarse el lugar en el que va a suceder la acción, pero no nos dice mucho sobre el protagonista ni el desarrollo de la escena. Sin embargo, podríamos optar por otro tipo de descripción:

El despacho del inspector era más grande que el suyo. El techo alto y las paredes impolutas daban amplitud, pero la cortina que tapaba la única ventana impedía el paso de la luz, cerrando el espacio y provocando en él una sensación de claustrofobia y ansiedad creciente que, curiosamente, nunca había tenido en el cuchitril donde tenía su mesa de trabajo. El escritorio desordenado, con los papeles revueltos y manchados de café, le indicaron el estado alterado del inspector. No sería una conversación sencilla.

En este caso, la descripción física del espacio no es tan exhaustiva, pero sirve para establecer la atmósfera de la escena, mostrándole al lector la relación entre el lugar donde ocurre y el estado psicológico y emocional del protagonista.

El espacio narrativo en la revisión de una novela

El espacio narrativo no es un aspecto que debas tener en cuenta solamente durante la escritura de tu novela; también es un elemento que hay que valorar durante la revisión del manuscrito. Para pulir el espacio de tu novela también puedes apoyarte en este artículo, planteándote si la forma en que lo has construido en tu obra sigue estos consejos, o contar con apoyo profesional de una editora independiente.

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