El diálogo es uno de los aspectos más importantes de una novela junto con la descripción y la propia narración. El autor se vale de los tres para construir su historia y contarla, pero cada uno de ellos tiene características y funciones concretas. En este artículo hablaremos de las características y las funciones propias del diálogo en narrativa.
¿En qué consiste el diálogo en narrativa?
A diferencia de la descripción y la propia narración, en las que es el narrador quien lleva el peso de la trama, en el diálogo es la voz de los personajes la que hace avanzar la historia. Así, esta herramienta narrativa es extremadamente útil para dar forma a una novela o relato. Sin embargo, para que su uso sea efectivo y favorezca al desarrollo del relato, el diálogo debe de poseer una serie de características y cumplir ciertas funciones imprescindibles. Escribir un diálogo es fácil; escribir un buen diálogo no lo es.
A continuación, veremos cuales son las funciones del diálogo en narrativa y qué características debe tener para cumplirlas.
Principales funciones del diálogo en narrativa
Los diálogos tienen principalmente las siguientes funciones en los textos narrativos.
Desarrollo de la trama
Como ya hemos mencionado, un buen diálogo ayuda a hacer avanzar la trama de una novela o un relato, ya que es una forma de desarrollar la historia a través de las voces de los propios personajes en vez del narrador.
Un diálogo bien construido nos puede poner en situación sobre lo que está sucediendo, desvelar un misterio o aspecto importante para la trama, mostrar cómo se desarrolla la relación entre los personajes o incluso adelantar qué va a suceder en el futuro. En definitiva, el diálogo aporta información fundamental sobre la trama, los personajes e incluso la ambientación de un relato, convirtiéndolo en una herramienta narrativa imprescindible.
Evolución y caracterización de los personajes
Las descripciones y la narración son herramientas útiles para aportar información sobre los personajes, pero ¿por qué no dejar que sean ellos mismos quienes muestren su evolución? Sin duda alguna, la mejor forma de presentárselos al lector es permitir que se expresen, caracterizándolos a partir de sus propias palabras y los incisos del narrador en el diálogo.
Ritmo más dinámico
Un libro en el que predomina la narración y la descripción por encima del diálogo corre el riesgo de volverse algo tedioso, alejando así a los lectores y perjudicando al público potencial de la obra. Aunque esto es algo que se acepta e incluso alaba en los clásicos, en la mayoría de libros contemporáneos o comerciales la falta de diálogo puede hacer que una buena novela quede relegada.
Para conseguir un ritmo más dinámico es necesario usar correctamente los diálogos sin prescindir de ellos, utilizándolos de manera adecuada a las necesidades de la narración. De esta forma, los lectores podrán disfrutar de una lectura más fluida y ágil, lo que mejorará su experiencia y les dejará con un buen sabor de boca al terminar el libro.
Vitalidad
¿Por qué contar algo cuando puedes mostrarlo directamente? Eso es lo que hacen los diálogos: introducir al lector en la historia para que sean testigos directos de lo que está sucediendo sin pasar por el filtro del narrador, siempre presente en las descripciones y la narración. Así, el lector observa y escucha a través de los personajes, evitando juicios de valor y pudiendo llegar a sus propias conclusiones.
Todo esto aporta vida al relato, lo convierte en un reflejo de la realidad, en una experiencia de observación de algo dinámico: el diálogo entre dos o más personajes, sin intercadencias, dota a una escena de vitalidad, de un estar vivo.
Características del diálogo narrativo
Para poder cumplir con estas funciones, es decir, para que un diálogo pueda funcionar correctamente en una novela o un relato, debe presentar las siguientes características:
Naturalidad
Los diálogos deben parecer naturales, no artificiales. Los personajes deben mostrarse como personas reales y eso es algo que también deben reflejar sus palabras. Así, el diálogo no tiene que parecer forzado, sino seguir las normas de una conversación real, teniendo en cuenta la forma de hablar natural de las personas y sin añadir palabras innecesarias ni prescindir de las fundamentales. En definitiva, debe haber precisión en la forma de hablar de los personajes.
Verosimilitud
En relación con el punto anterior, los diálogos deben resultar verosímiles. Esto quiere decir que, más allá de que sean realistas, el lector tiene que tener la sensación de que esos personajes son creíbles.
En ese sentido, el aspecto que más influye a la verosimilitud en un diálogo suele ser la forma diferenciada de hablar de los distintos personajes. En un buen diálogo, estos hablarán de manera distinta en función de sus características, como, por ejemplo:
- La edad
- El género
- El lugar de origen
- El nivel educativo o profesional
- Las condiciones socioeconómicas
- La influencia cultural
No puede hablar igual el sirviente de una princesa que el rey de una nación, y tampoco un anciano de 80 años y una niña de 8. Si no se respetan estos parámetros se romperá la sensación de verosimilitud del lector, pues no será creíble.
Fluidez
El diálogo tiene que ser fluido, es decir, no ser ni excesivo ni limitado. No hay pautas en cuento a la longitud del diálogo, pues esta deberá depender de su función específica en el desarrollo de la historia. Sin embargo, si que hay ciertos aspectos a tener en cuenta, como, por ejemplo la necesidad de mantener un ritmo conversacional adecuado, evitar los parlamentos largos a no ser que sean absolutamente imprescindibles y el buen uso de los incisos del narrador, que deben aportar información necesaria sin entorpecer el diálogo.
Propósito
Esta es probablemente la característica más importante de un diálogo, de la que deriva el resto: los diálogos tienen que tener una intencionalidad, un propósito en la historia. No vale poner un diálogo en una escena solo porque sí; es importante que cumpla una función dentro del relato, que sirva para algo.
Plantéate qué pretendes con ese diálogo ¿Quieres caracterizar a un personaje? ¿Mostrar un conflicto interno? ¿Hacer una revelación impactante? Asegúrate de planear bien cada diálogo de tu novela para que todos cumplan una función dentro de la trama.
Cómo saber si has escrito buenos diálogos
Cuando terminas de escribir una novela es importante hacer una revisión de todos los aspectos narrativos, entre ellos el diálogo. Antes de autopublicar tu obra o enviarla a una editorial es necesario que te asegures de que usado bien la herramienta del diálogo en tu relato. Para ello, tendrás que prestar atención tanto a aspectos estructurales de la trama como a aspectos formales.
La mejor forma de saber si los diálogos de tu novela funcionan o no es conseguir la opinión de un profesional, que te podrá mostrar qué sensación provocan en los lectores y si has conseguido o no transmitir lo que querías con ellos. Para eso, una buena opción es contratar un servicio de informe de lectura, donde además de los diálogos, conseguirás un análisis de todos los aspectos narrativos de tu novela (trama, personajes, estilo, lenguaje, descripciones), así como un estudio del público potencial y del valor comercial y literario de la obra. Si te interesa saber más sobre el informe de lectura, puedes contactar mediante formulario web o por correo electrónico.