La estructura de la novela es la forma de organización de la trama y, por lo tanto, es clave para su desarrollo. Planear la estructura de la novela con antelación a la escritura puede resultarte extremadamente útil para evitar bloqueos e incoherencias en la trama y conseguir que el proceso de creación de tu novela sea más fluido y sencillo.
Existen muchas formas de estructurar la trama de una novela, pero en este artículo nos centraremos en el modelo clásico, la estructura en tres actos. Antes de comenzar, es importante que recuerdes la distinción entre trama e historia, que ya comentamos en otro artículo (puedes volver a echarle un vistazo aquí).
La estructura de la novela
Como he comentado, a lo largo de la historia de la narrativa (y de la literatura en general) han ido surgiendo distintas estructuras o patrones de organización de la trama de una novela, tanto a nivel práctico con obras de ficción como a nivel teórico en la teoría literaria.
La estructura en tres actos es la más recomendada para aquellos escritores que están comenzando y no saben cómo organizar la estructura de la novela, pues permite hacer una organización del material narrativo de forma bastante rápida y sencilla, pero sin perder la eficacia.
Escoger la estructura de la novela es muy importante, pues una buena planificación de tu novela te ayudará a desarrollar mejor la historia y mantener el control sobre ella, evitando que olvides información clave y que haya agujeros en la trama.
La estructura en tres actos
La estructura de la novela en tres actos es la más habitual en la literatura occidental y es también la más básica, pues permite una organización sencilla de la información de la novela que todos podemos reconocer por nuestra experiencia como lectores. Es también la estructura básica a partir de la cual se han desarrollado otras estructuras más complejas, de las que hablaremos en próximos artículos.
Esta estructura se remonta a la Poética de Aristóteles y, aunque el filósofo griego la planteó pensando en el teatro, se puede aplicar a cualquier tipo de obra narrativa Es la típica estructura de planteamiento-nudo-desenlace que nos enseñan en el colegio de pequeños y con la que nos hacen crear cuentos en clase de lengua. Como su propio nombre indica, consiste en dividir la trama de la novela en tres actos distintos. De forma resumida, la trama se organiza en cada acto siguiendo (con ligeras variaciones) este patrón.
Introducción
El primer acto de esta estructura de la novela consiste en la presentación del protagonista y su entorno. También se introduce el conflicto y se comienza a desarrollar con un incidente detonante, un hecho que empuja al protagonista a tomar una decisión y lo impulsa a la acción. Se llega así al primer punto de giro, el momento en que su vida cambia para siempre y en el que entramos de lleno en el conflicto. Este giro, además, da paso al segundo acto.
Desarrollo o nudo
El segundo acto de la estructura de la novela en tres actos suele ser el más largo: debe ocupar aproximadamente el 50% del libro. Es aquí donde el protagonista comienza a explorar ese nuevo mundo (literal o metafórico), dando pie al inicio de las tramas secundarias; la más común es la romántica. La trama y el conflicto se van desarrollando hasta llegar al punto medio del acto, momento en que todo da un giro de 180º y parece que los problemas superarán al protagonista. Es en ese momento, cuando casi se ha rendido, cuando se da el segundo punto de giro, cambiando de nuevo las tornas.
Desenlace
En el tercer acto, el protagonista consigue su objetivo y se resuelve el conflicto. La segunda mitad de este acto se corresponde con la vuelta a la normalidad, es decir, el momento en que el protagonista debe regresar a su vida anterior.
Ahora que hemos comentado qué se puede esperar en cada acto, pasemos a la parte que nos interesa: cómo utilizar esta estructura de la novela para planificar la vuestra.
Cómo construir la estructura de la novela en tres actos
Lo más importante a la hora de escoger la estructura de la novela es asegurarse de que se adapta a lo que necesitas: la estructura debe montar los andamios de tu libro, pero también permitirte flexibilidad. En ese sentido, la estructura en tres actos permite hacer un esbozo (cuyo nivel de detalla decidirás tú) de manera sencilla y suele funcionar en casi todos los casos.
Para poder planificar la trama de tu novela, es importante que sepas qué pasará en cada acto de forma más o menos detallada. Para ello, puede resultarte útil tener en mente estas cuestiones al planear cada acto.
Primer acto
- Asegúrate de conocer al protagonista de tu novela. ¿Quién es? ¿Cómo es? ¿Dónde está? ¿Por qué es especial (o no)? No tienes que plasmar todo en el primer acto, pero sí saberlo para controlar el desarrollo de la trama. Es importante que lo presentes bien, y también su entorno.
- En el primer acto debe haber algunas pistas que apunten en dirección al conflicto principal, aunque este no se desarrollará y/o desvelará hasta el segundo acto.
- Empieza a introducir algunos personajes secundarios, especialmente aquellos arquetípicos: la figura del mentor o protector, los compañeros inseparables e incluso el antagonista.
- Recuerda que en el primer acto debes despertar el interés del lector para seguir leyendo, por lo tanto, tendrás que dejar claros el tema, el tono y el género de la obra. Créales expectativas a tus lectores (¡y asegúrate de cumplirlas a lo largo de la novela!) y haz que tenga gancho.
- Haz que el incidente detonante sea verosímil y coherente con la reacción que provoca. El primer punto de giro tiene que tener fuerza para abrir la puerta al segundo acto.
Segundo acto
- El segundo acto es el más extenso. Aprovecha para introducir tramas secundarias que enriquezcan y se relacionen con la principal, y explora el nuevo mundo en el que está el protagonista (sus emociones y sus reacciones, la forma en que se relaciona o no con él…).
- De nuevo, asegúrate de que el punto medio del segundo acto es verosímil y sorprendente para no perder al lector. Juega con la idea de que el protagonista no podrá resolver el conflicto y todo está perdido, pero de una manera creíble y coherente con el desarrollo de la trama. Crea tensión narrativa entre este punto y el segundo punto de giro. Ten en cuenta también que el punto medio es el acontecimiento que hace que el protagonista pase de ser un agente pasivo a ser uno activo; es decir, a partir de este punto veremos como él toma las riendas de lo que le sucederá.
- El segundo punto de giro es el último cambio de dirección en el conflicto. Esmérate: este es el paso previo al tercer acto y el desenlace.
Tercer acto
- Escribe una resolución del conflicto que sea memorable. Recuerda que es esencial que puedas cumplir las expectativas que les has creado a los lectores.
- Huye del deus ex machina (un golpe de suerte repentino que soluciona fácil e inverosímilmente el conflicto) y añade carga emocional para cautivar e involucrar a los lectores.
- No dejes cabos sueltos: asegúrate de cerrar todas las subtramas de manera coherente y muestra el momento posterior a la resolución del conflicto
La proporción es importante en la estructura de la novela en tres actos. La longitud de los tres actos debe ser de aproximadamente 25-50-25. Para ello, debes planificar bien cada acto y asegurarte de que la parte de la trama que desarrollarás en cada uno ocupará el espacio necesario. Procura no conseguir esa distribución de páginas cambiando el ritmo narrativo, ralentizando algunos actos con largas descripciones para alargarlos o abusando de los diálogos para dar velocidad en otros.